No hay palabras para describir
La opresión del presente
Pero quizás algunas
Palabras del pasado sirvan
Para dar al menos una idea.
Se han dicho entre otras: sacrificio segregación guetificación apartheid deshumanización genocidio campo de concentración campo
De rosas
Un ejercicio de imaginación
Una rosa no es una rosa
Menos
La rosa que crece
-Protegida por otras rosas y espinas-
A ras de suelo
Una rosa no es una rosa
Así como la rosa
De pétalos oscuros
No es el oscuro
Corazón de la tierra
[plano detalle]
Cae la lluvia sobre el rosal.
Una gota estremece un pétalo.
Otras gotas golpean.
El oscuro carmesí.
Incarnadine (del francés
Incarnadin Incarnatus en latín)
Es según el diccionario Collins
Una palabra literaria o arcaica
Es decir: una palabra en desuso
Para referir al color rojo oscuro
Parecido a la carne.
¿Son los golpes de la lluvia
Causa de los cardenales
-Moretones se dice en CL-
De la rosa?
O dime
¿En un mundo de música
Es la rosa instrumento de la lluvia?
En un mundo indiferente
¿Será acaso su voz?
Sobre esta tierra dormimos.
Contemplamos el paso
Del tiempo:
La vida abierta al mar
Parecida a la vida
Colorida de la flora endémica
Lila de la dicliptera
Amarilla del michay azul
De la flor azul de la dalea;
Tuvimos tiempo de estar solos
Sobre esta tierra
-El tiempo del aprendizaje
Y del juego-
Encontramos compañía en otros
Que compartieron nuestra afición
Por las cosas de la tierra.
Hicimos el amor sobre esta tierra
Tras la partida otros
Ocuparon el suelo en el que dormimos
Y soñamos. Elevaron
Improvisados asentamientos
Casas de madera y nailon
De madera y latón casas
De madera y concreto.
Para quienes aseguran que en esta
Tierra no hay nada, que nada
Brotará de estas ruinas / digo
Bajo esta tierra descansan
Los huesos queridos.
Como un párpado
Como unos brazos
Como la tierra
Así mis ojos
Así mis manos y mis brazos
Así el barro de estos
Brazos de estos ojos
Escucharon tu historia
Era la historia del hijo
Que tuviste en tu cuerpo
Y cuidaste
Nada de eso sabía yo
Por eso guardé silencio
Y escuché.
Se desprendió el casquillo
Y fue a dar el cuerpo
Resplandeciente
Bajo tierra.
Ahora -por si hubieses pensado
Lo contrario-
Las balas no son semillas
Ni es el pecho tierra fértil.
Con el propósito de detener la expansión sin control de terrenos tomados en el sector Costa Laguna al norte de Antofagasta, el día de ayer el Ministerio de Bienes Nacionales dio la orden de "recuperar" las 13 hectáreas de terrenos fiscales tomados.
Uno de los factores que detonaron el desalojo y demolición de esas viviendas precarias fueron las denuncias de ventas ilegales de terrenos de desierto.
En el reverso de esas imágenes / aéreas de los macrocampamentos, de los planos generales y contrapicados de maquinaria pesada / está el negocio / de la división de la tierra / desierta, la compartimentación de las casas / por las que el desierto / arenoso / improductivo encuentra / un valor suplementario.
En esas imágenes es visible el abuso, la necesidad y la exclusión social con las que -¿es posible decir?- el vacío de representación se llena.
La recurrencia de imágenes acuáticas (la orilla de los grandes ríos, las lluvias que erosionan el suelo y los edificios, el aluvión que arrasa todo; el sonido del agua penetrando la tierra; diques, baldes, cuencos, el vaso con agua atravesado por el sol; la lectura por inundación o drenaje) indica un reverso: algo está contenido / algo quiere salir o se expande.
Yo que tomé esta tierra y levanté con ella
Una montaña y un abismo
Hice manto de las chinchillas para capear el frío.
Como si yo fuese la tierra, cavó un hoyo para protegerse de la ventisca, el viento frío del invierno.
De la flora ruderal me muestra la ortiga, el amaranto, la flor de la mostaza. De esos obstinados brazos verdes recuerdo: la hierba perenne, la avena hirsuta o la semilla de la Erodium cicutarium, que tuerce su cuerpo y gira hasta encontrar un pedazo de tierra.
Para calmarme en algún momento de angustia, me recuerda que de entre las junturas de cemento o los adoquines donde la tierra y la humedad se acumulan, sucede a veces que pequeñas plantas o malezas crecen a pesar de las condiciones desfavorables del entorno.
Parece perfectamente lógico que un árbol crezca sobre la tierra que un pájaro vuele sobre la copa o descanse en sus ramas -así, por antonomasia, paradigmáticamente-. Todo esto vemos cada día y todo esto es cierto, pero cuando el árbol se yergue y la tierra se mueve,
En medio de savasana, la tierra comienza a temblar y no tiembla porque esté mi cuerpo tendido. Sino porque la fricción entre dos placas tectónicas cedió algún milímetro y, con ellas, las ondas energéticas que reverberaron -como cotidianamente lo hacen- hasta encontrarse con mi espalda, sobre el suelo, donde, muertos, ondeamos. En la sacudida recordé las palabras dichas con sorna, aquellos insultos juguetones, esos chistes, esas bromas que mediaban la relación entre mi abuelo y sus nietxs, yo entre ellxs, como un sincero intento de comunicación.
2012. 5 de diciembre. La NASA publicó una imagen nocturna de la Tierra capturada desde el espacio conocida como “The Black Marble”.
1972. 7 de diciembre. Desde una distancia de alrededor de 29.000 kilómetros desde la superficie de la Tierra, la tripulación del Apollo 17 en su camino a la Luna toma la fotografía conocida como “The Blue Marble”.
1946. 24 de octubre. Se tomó la primera imagen conocida desde el espacio en la que es reconocible la curvatura de la Tierra. Se utilizó la tecnología del cohete Nazi modelo V-2 capturado tras la Segunda Guerra por el ejército estadounidense. Fue lanzado desde Nuevo México con ayuda del científico Nazi Wernher von Braun, quien participó en el desarrollo de la tecnología del V-2 para el ejército alemán. En 1950, el ingeniero Clyde Holliday -que diseñó la cámara montada al cohete- escribió para National Geographic que tales imágenes mostraban “cómo se vería nuestra Tierra para los visitantes de otros planetas” (Richard Conway. “The First Ever Photograph from Space”. Time. 16 de julio, 2014).
A mis pies desentierro la rama de una palma; con cuidado cada una de sus costillas. Limpio -de entre las vértebras de la espina dorsal- la tierra húmeda.
Abren los arbustos sus ramas para acompañar el paso del viento. Animales pequeños le siguen. Adheridas a su pelaje, transportadas por el viento, semillas y esporas se unen a la caravana. Muchas semillas van a dar a un suelo demasiado seco o demasiado húmedo, otras hunden su brazo en la tierra y crecen arbustos en el sendero.
Vistos desde las alturas próximas, simulan a la gran serpiente, que el movimiento agitado de las ramas hace visible como una amenaza: no interrumpas el camino del animal mítico, no quieras ver aquello que es invisible; pero la ciudad crece con las semillas, todo parece al alcance de la mano.
Sufrió
Dicen que fue para mejor
Alguna vez plantó
Su mano en la tierra
Cavó una tumba
Para un pájaro muerto.
El viejo perro negro
en el hueco de su cuerpo
hundido bajo el sol
le hago sombra
pero no se molesta
conmigo siempre manso
como con todo
quien le fuera conocido
acaricio su lomo negro
y no se molesta
resopla la hierba el verde
pelaje de la Tierra
ese otro animal conocido
a contrapelo el pelo grueso
y duro de las canas
en el verde lomo
en el pelaje negro.
En el momento de abrir los grandes ojos al alba -en el sueño-, lo vi venir, surcar el horizonte, cruzar el umbral hacia el patio: un perro nuevo.
Lo vi perseguir saltamontes, escarbar la tierra, remover piedras con el hocico en busca de gusanos. La tierra era húmeda bajo las piedras y húmeda en su superficie. Nos entendíamos, yo era más bien una proyección de su deseo, sombra de perro y él, perro en camino de ser humano. Estaba yo prendido de su sombra amplia.
Continuó comiendo insectos o creciendo simplemente en su ejercicio de verdugo. Era una muerte ingenua para él, feliz para mí también, pero las vísceras, el centro tibio de los insectos no dejaba de conocer el aire tras crujir el exoesqueleto, romperse las patas o quedarse las antenas entre sus colmillos.
En un momento cosechó una cucaracha del tamaño de su pata entre las flores del jardín. Descubrió conmigo al empujar una piedra lisa, un túnel oscurísimo frente al que se detuvo. Un túnel que la luz como un líquido viscoso tardaba en llenar. Vimos la boca de ese túnel oscuro moverse como un animal fantástico, sin piernas o cabeza, sin cola ni lomo, sin deseos, una expansión pura de sí mismo. Atacarlo suponía desestabilizar el suelo que nos había mantenido por tanto tiempo en pie.