Hacia el año 2011 o 2012, comencé a anotar el presente, sin mayor propósito, sin ninguna rigurosidad o frecuencia preestablecida. He decidido, ahora, exponer esos apuntes que brotan cuando se “deja de escribir”, la escritura que media la distancia entre un libro y otro, bajo la condición de continuar con esta práctica y publicar esas notas durante un tiempo indefinido.

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En la feria la casera se complace de acertarle al cuarto - de almendras que le compro. Me mira sonriente mientras gira la bolsa para hacer un nudo rápido. Yo soy su espejo cuando tomo de sus manos las almendras tibias. Y me hago de su orgullo. Y parto bien feliz.
Siempre un espacio oscuro de noche - iluminado apenas por una tenue luz cálida. Nunca un espacio abierto:

al día
una playa
el claro de un bosque.

Son sueños, maneras del recuerdo - que el olvido esculpe en la mente.
Le veo ir y volver del sueño esta mañana. La luz del sol entra por la ventana e ilumina ese espacio en el que duerme tirada en el sillón. Imagino un punto de vista más amplio. En el que los movimientos de su nariz al olfatear el sueño son imperceptibles. Un punto de vista preexistente a la mirada humana. Donde el día y la noche forman parte de una misma vibración. Veo la luz ir y volver sobre un complejo de puntos blancos y grises, tonalidades claras y oscuras. Mantos de luz y sombra que el viento mueve. Es la respiración del mundo, me digo, su sueño.
Sobre los grandes despliegues de energía escuchamos hablar con frecuencia pues - claro - incluso el menos avisado los nota.
Poco oímos del pulso de las plantas y las flores, del pulso de la tela de la araña cuando cae la mosca, de los latidos del corazón por ejemplo o de la presión de la sangre corriendo por las venas. Menos aun de una voz que se apaga.
Pero todo - incluso
Aquello que desfallece -
Es por un instante
Rojo.
Diferente al vuelo 
De los pájaros 
Tras el estallido 
De una bala 
-"Trueno terrestre", 
En el Orlando
Furioso- es el baile 
De los estorninos.

Sobre la página 
Diferente es también 
El vuelo / migratorio 
De las palabras

Imaginado 
Entre las líneas 
Y sus márgenes 
Blancos.
Al anochecer – cuando figura se confunde con el fondo oscuro – cuando los altos picos de los edificios, las altas cumbres se confunden – cuando paulatinamente por la ventana – que es mi punto de vista – comienza a penetrar el agua – y sigue su curso y colma todo el espacio – cuando la noche nos sumerge en el sueño: un ojo se abre, imitando el día.
Lepisma saccharina

El ratoncito
La cucaracha
La polilla y la termita

El piojo de los libros
Y la carcoma

El pececillo de plata o
Lepisma saccharina

Como cualquier lector voraz
Dejan huellas
De su paso entrelíneas

Agujeros en las hojas, caminos
Que son producto del hambre
Enfrentada a la oportunidad.
El aleteo repentino de un pájaro al interior de una casa produce alteración entre sus habitantes. Al interior del cuerpo se alborota el espíritu. Nada debiese hacer un pájaro entre muros o rejas, aun cuando este hecho pudiese ser considerado buen augurio.
Una vez, llegué de regreso a una hora poco habitual. Al abrir la puerta, encontré un gorrión sobre la mesa y me quedé petrificado. Tras la impresión, moví lentamente mi cuerpo, pegado a las paredes del departamento para abrir cada una de las ventanas. Decidí volver a salir para darle espacio al gorrión y que, así, encontrara tranquilo su propia salida. Al regresar a la hora habitual, ya no estaba.
Yo pensé, entonces, que tampoco el espíritu debería ser restringido por las barreras del tiempo y el espacio y que –como el pájaro– debía salir de ese edificio y de toda otra jaula. El verdadero problema era que no había donde salir.
En el calor inmenso de esta tarde los comerciantes sentados bajo sus tiendas dormitan. Cierran los ojos, bajan la cabeza y se entregan al sueño. Entre ellos, en el portal de la galería, el vendedor de flores cruza los brazos, cierra los ojos y deja caer la cabeza en la luminosa noche del día. A un lado, de su parlante suena "Paisaje" de Gilda.
A diferencia del resto, cuyas bocas abiertas o cerradas hacen muecas al mundo despierto, sus labios esbozan una sonrisa. No es el sueño el que lo envuelve en la noche del día, es la música.
Nuestro importante derecho de vivir en este maldito país. Carmen Berenguer

La libertad para
Explotar

– Con independencia
De credo etnia
O color de piel –

A mis hermanas
Y hermanos.

La libertad para
Decir

– Con independencia
De los golpes
Que la historia asesta –

Lo que quiera acerca
De los desplazados
Y los débiles.

Todo el bien para mí
Y nada más pido.

Para mí y mis descendientes
El aire más puro

El cielo más claro
Para mí y mis semejantes.

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