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El punto rojo de la corona de cristo resplandece. De noche, cuando los ojos ven lo que de día parece insignificante. Esto escribí en un sueño, preocupado por no haber encontrado tiempo, espacio o disposición, para leer o escribir durante lo que parece un tiempo infernal (el ir y venir sin pausa o propósito). Este es un miedo que tengo: no poder ver, alucinado, los caminos que parpadean a veces, por ahí, en el paso mal dado, en la deriva, en el botón rojo que despunta en medio de las espinas, a un lado de la ventana, por ejemplo.