Hacia el año 2011 o 2012, comencé a anotar el presente, sin mayor propósito, sin ninguna rigurosidad o frecuencia preestablecida. He decidido, ahora, exponer esos apuntes que brotan cuando se “deja de escribir”, la escritura que media la distancia entre un libro y otro, bajo la condición de continuar con esta práctica y publicar esas notas durante un tiempo indefinido.

Mostrando entradas de diciembre, 2023

En una de las calles laterales de la biblioteca / nacional, durante / todo el día 26 de diciembre sentado / la pierna derecha sobre la izquierda las manos / en los bolsillos de la parka vista al frente.
El sol salió de entre las montañas de la cordillera / de Los Andes a mediodía aplastó cada cosa y más tarde desapareció tras los edificios / la historia cotidiana del día.
Durante todo ese tiempo el hombre se mantuvo allí sentado.

La imaginación y los paradigmas monumentales de la cultura / quizás inviten a pensar en una posible vida estatuaria para ese cuerpo a la intemperie / una vida que lo preserve de las estaciones y el paso del tiempo.
Soñé con un poema que leí antes de dormir. Vuelvo a tomar el libro por la mañana, con los delicados dedos del sueño.

En estas circunstancias acotadas y específicas, despertar es la continuidad entre poema y sueño.
Como las estrellas
que brillan y titilan,
los dorados narcisos

a la orilla del lago
bailan con el agua
movidos por el viento.

En el poema de los narcisos
-I Wandered Lonely as a Cloud-
de William Wordsworth
el mundo baila y se mueve.

En cambio en El iris
salvaje
de Louise Glück
el mundo / el poema ofrece

sus diversas flores
coloridos y frágiles
cuerpos que cruzan

el umbral de la vida.

"Uno por uno"
desde una tanqueta
le gritaron a Maicol

Palacios el día que fue
a la comisaría de Collipulli
a buscar a su padre