Sucede con cierta regularidad que la corteza oceánica se introduce bajo la corteza continental. Estos grandes movimientos liberan magmas y fluidos hidrotermales que ascienden por fisuras y grietas; minerales líquidos incandescentes que -en su camino de subida a la superficie de la tierra- se enfrían y cristalizan. A esas formaciones verticales se les llama filones, vetas y vetillas.
Como un modo de dar cuenta de tales vetas de escritura acumulada, hice un análisis de repeticiones de palabras por cada año del diario y clasifiqué luego cada una de sus entradas con las palabras resultantes: vetas que señalan otros depósitos minerales, otras estructuras verticales que atraviesan la horizontalidad del tiempo de la escritura del diario.

VETA ☷ cielo

Nuestro importante derecho de vivir en este maldito país. Carmen Berenguer

La libertad para
Explotar

– Con independencia
De credo etnia
O color de piel –

A mis hermanas
Y hermanos.

La libertad para
Decir

– Con independencia
De los golpes
Que la historia asesta –

Lo que quiera acerca
De los desplazados
Y los débiles.

Todo el bien para mí
Y nada más pido.

Para mí y mis descendientes
El aire más puro

El cielo más claro
Para mí y mis semejantes.
Hablamos de la muerte a estas alturas
De la noche la noche dinámica
Que descansa su peso en cada rama

Gira en el cielo entre todas las cosas:
En obstinados ojos en el cielo
Ondulado en los dolorosos ojos.

Hijo oscuro es esta noche arrojada
En brazos de todas las cosas.

A estas alturas de la noche hablamos
De la muerte –
 
Tierra negra donde crece
Hecha de sombras
La flor del crisantemo.

Las manos mueven las nubes
No son los ojos. Son las manos
Las que les dan forma
De cúmulo y estrato de gran

Ciudad a lo lejos. Forma incluso
De mano abierta de párpado de
Abrazo. Recuerdo esto hoy que

Blancas huestes se enfrentan
En el cielo. Hoy que animales
De cuerpo caliente huyen

De la piedra labrada la punta
Filosa de la flecha o el proyectil
Que rasga el azul del cielo.

No son los ojos.
Son las manos deseosas
Las que dan forma a las nubes.

Las mullidas manos de un bruto
Que aún no sabe mucho del dolor.

Una mariposa llega a la ventana. Se deja ver por un segundo y vuela.
Las aves del cielo e insectos voladores como mariposas y chinitas (vaquitas de San Antonio, catarinas) son recibidas con alegría o asombro pues se las considera como portadoras de mensajes, usualmente prósperos, si llegan a ingresar a nuestro espacio cotidiano, la sala donde leemos, la pieza en la que descansamos o la mesa donde nos sentamos.
Ahora bien, una corneja volando a la izquierda en dirección contraria a tu camino puede ser signo de los más grandes pesares, de los peores augurios. Es la imagen del exilio en el Cantar de Mio Cid, por ejemplo.
En algún poema de Louise Glück los pájaros son visitantes burlescos, en Hearth of a dog de Laurie Anderson, las águilas que sobrevuelan el pequeño cuerpo blanco de su rat terrier son el recordatorio -en el mundo post 9/11- de que el peligro "puede venir desde arriba".

Por supuesto son todas supersticiones. Productos de la capacidad humana de fabular.
Aves del cielo e insectos voladores a veces se encuentran, para pesar de los insectos, quienes se convierten en presa, en épocas de escasez.

Algunas palabras adquieren un sentido preciso y urgente en la boca de ciertas personas.
La palabra hambre, por ejemplo, que no llena la boca de nadie que la pronuncie honestamente.

Las metáforas –aunque idénticas- difieren si pastan en uno u otro campo.

En “Idea de la lingüística” de F. S. Astaburuaga, se dice de la Gramática comparada de Bopp, que es una "guía luminosa para echarse en el campo de la investigación y clasificación del habla humana".

La investigación del habla humana es un campo / verde en el que el sujeto se tiende calma, bucólicamente a mirar el cielo.

En Stone Butch Blues de L. Feinberg, ellx niñx en su vagabundaje infantil da con un campo en el que retoza y se revuelca bajo el cielo

azul
como un
crayón
azul.

En ese momento, humedecida la espalda, siente el abrazo de la naturaleza que no encuentra ninguna falta que reprocharle.

Quizás, en lugar de pensar en elegir entre una u otra, el asunto se trate simplemente de una disposición ante las imágenes pues, si el lenguaje es un camino, las ideas de destino o paisaje son determinadas por el deseo.
Como un cuerpo que se deja
Caer sobre la caja de un texto /
Y entre líneas descubre
El peso de cada letra
(En el fondo del ojo acuoso /
Espejo del cielo).

Todo esto hago / esto sueño
A pesar de todo.

Un arcabuz, Orlando,
Es la letra lanzada
Al mar profundo.
De pronto nos asalta una imagen
Sueños se superponen a otras
Imágenes y sueños:

Luego de un día lluvioso
Tras un año seco
Animales beben del charco
Un pedazo de cielo.
Una gaviota sobrevuela
La superficie del mar
De Antofagasta

Se eleva su sombra con
La sombra de la ola

Que de lejos parece
Un reflejo más del cielo

Espuma de la playa
Las nubes blancas

Sombra de nieve

(Sobre el campo-
Santo sobre el macro-
Campamento).
Leo bajo el sol y conmigo lee la perra los mensajes de la hierba, la lengua de los chincoles y las raras, no poco frecuentes en el litoral, el ruido de sirenas y bocinas lejanas transportado por el viento. Todo se confunde entre briznas polen y semillas que abren surcos en la materia del aire. De la boca de la a, de la abierta boca de la u que aúlla al cielo, escucho el sonido de las hojas, el sol entre las hojas, su sombra sobre la hierba.
Tengo unas cosas que contarte, entre ellas, mis sueños. La beatífica presencia de un niño, C., quien nos enseñó a nadar, a surfear la timidez, el sexo, el urgente deseo de ser otrx. Con calma, tibia, respetuosamente. Estábamos en la playa y el cielo caía en la forma de un tsunami. Esa era para todxs nuestra muerte más segura y más hermosa, embobadxs ante la calamidad del cielo.
Pero dijo -y obedecimos- hay que tirarse al mar, capear la ola, sumergidos girar bajo el agua en dirección contraria a la corriente. Y lo hicimos. Y contuvimos la respiración. Y cuando el mar estuvo calmo vimos uno a uno aparecer nuestros rostros como una sola cara amorosa.

989

Me acuesto a mirar el cielo el tiempo que demoran las nubes en dispersarse.
Cuánto tiempo es ese tiempo no importa. Es el tiempo del presente, que dura lo que dura.

956

el cielo se vierte en el jarro oscuro
de agua como en el charco donde un pez
blanco vuela.

931

Los grandes movimientos armoniosos. Las pequeñas fugas violentas. Un hueso se rompe. Una rama. La convulsión de un cuerpo. Las nubes avanzan en el cielo. El mar se eleva y desciende. La Tierra es atraída por la gravedad inmensa. Del sol que curva el tiempo y el espacio. Y no hay dolor. No hay angustia.

883

La ciudad, no existe ningún lugar en la Tierra para quien la busque. Está bosquejada en los cielos, como un patrón para quien quiera verla. Para que, al verla, encuentre la ciudad en su interior.

876

Escapábamos de la cárcel. Las circunstancias de nuestro encierro no interesan. Lo único relevante es que éramos inocentes. Un montón de niños y niñas que habían sufrido en sus cuerpos el mundo, los golpes del mundo, el abandono del mundo.
Abierta la puerta, abierto el horizonte abierto, el cielo, corrimos juntos cuesta arriba. Teníamos una pelota que pateábamos dando gritos mientras subíamos por las calles inclinadas a la falda del cerro.
Nuestras caras se encontraban de vez en cuando. Nos queríamos mucho, descubríamos en esas miradas rápidas, que ponían en riesgo nuestra fuga, una nueva forma de querernos, sin palabras, de manera libre, por la simple visión del cuerpo exacerbado.
Todos teníamos un brazo o una pierna más delgada que la otra, una pierna que sufría de alguna herida vieja, pero corríamos juntos de todas formas y los músculos -atrofiados por el encierro- se educaban en el movimiento. Estábamos ejercitando el cuerpo, estábamos sanando de a poco.

857

El ruido del helicóptero me obliga a elevar los ojos al cielo. Una bandada de palomas traza su vuelo elíptico entre las azoteas de los edificios.

846

allá. cuando hubo un mar. en lo alto. colmado. por lágrimas grandes. de grandes. animales. impresionados. en los cielos. blancos. animales esta tarde. acá. cuando abajo vuelven. a correr la pampa. abierta. oscuros. animales. de dorados lomos. visitan. a veces. ciudades. cercanas. y los vientos fríos. esta tarde corren. el sol. tibio intenta. domarlos. pero llueve.

844

Veo capas
alineadas
con la línea
del ojo

las hojas
del plátano
oriental

sus frutos
y vilanos

un brote
de nubes
en el cielo

veo líneas
sobre un plano
luminoso

cuando
todo pasa

de inmediato
inadvertido.

827

El humo sale del tubo de escape vertical. Se aleja el bus. Deja atrás la negra nube de humo. Suspendida ante el horizonte. Dibuja en el cielo su propia forma inmóvil. Todo pende del grafito del humo. El tubo del que escapa. Bus y horizonte. De su forma vertical. Amigo del viento. Bandera del mundo.

825

Entre tantas estrellas
Estaba el sol
Nubes entre otras nubes
Y volaban pájaros

Contra el cielo
Sobre las copas
De los árboles.

Corría el viento
Entre las hojas
Los edificios de oficinas
Y habitaciones.

Había muebles bajo las estrellas
Bajo los techos cocinas
Camas bajo el sol
Utensilios bajo el cielo

Todo estaba solo.

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