Cuando se dice –de noche–
Una hoja en blanco. No se dice
Alguna hoja blanca. Se dice
Cae la nieve blanca de noche
Sobre los cuerpos y las cosas
Que reciben los golpes
De la nieve
En el campo abierto
En el monte verde.
Me distraigo, divago, imagino grandes cumbres, movimientos descendentes, vibraciones, la moneda del sol, la hoja del agua, la sombra del viento y recuerdo, de pronto, que hace una semana has muerto.
No importan ni su repetición ni el paso del tiempo, es una experiencia siempre nueva.
Anoche, mientras se acordaba la idea de una nueva constitución para Chile, se utilizó la metáfora de la "página en blanco" para dar cuenta del carácter radical del nuevo pacto. Hoy la Plaza Italia amaneció cubierta por una sábana blanca (una capa de nieve), así como el siguiente día hábil, luego del fin de semana del 18 de octubre, edificios estatales fueron pintados, como bancos y otras instituciones han sido pintadas y repintadas para cubrir rayados y otras imágenes.
Es difícil no leer la hoja en blanco, la sábana blanca, los muros pintados, como imágenes
Veo capas
alineadas
con la línea
del ojo
las hojas
del plátano
oriental
sus frutos
y vilanos
un brote
de nubes
en el cielo
veo líneas
sobre un plano
luminoso
cuando
todo pasa
de inmediato
inadvertido.
Digo en mi cabeza cualquier cosa
Y siento una alegría extraña
Es el primer día de primavera
El sol calienta el rostro
Se escucha el golpe de los frutos
Que anuncian su caída
Cuando la hoja recién rompe.
Entre tantas estrellas
Estaba el sol
Nubes entre otras nubes
Y volaban pájaros
Contra el cielo
Sobre las copas
De los árboles.
Corría el viento
Entre las hojas
Los edificios de oficinas
Y habitaciones.
Había muebles bajo las estrellas
Bajo los techos cocinas
Camas bajo el sol
Utensilios bajo el cielo
Todo estaba solo.
Barrer las hojas secas, reunirlas en un montón, formar una pira.
A la altura del pecho dos puntos / capullos / yemas vegetales. Ha sido siempre para mí motivo de ternura (algo parecido a la esperanza) imaginar el silencio de la rama – la hoja – el fruto que todavía no brota. Resuena allí la rotura asignificante que es el ruido del mundo desenvolviéndose, parecido al quiebre del verso que cae en la línea posterior.
Yemas vegetales rodeadas por la maleza del vello que corona la areola. Es un sonido imaginado, un peso, también imaginado, cuando tomo entre mis manos los pectorales todavía tiernos, todavía tibios, a pesar del clima frío anterior al invierno.
Es el sonido del cuerpo entendido como pausa, como detención entre un cuerpo antiguo y un nuevo cuerpo.
Hoy, entre el pasto desgarrado, aparecen las marcas de un camino nuevo en la falda del cerro.
La hoja densa, sobre la cual reposa otra hoja.
El aire que respiro pasa entre las hojas y las mueve.
El agua pasa bajo el sauce, iluminada por la luz del sol, repite el movimiento de las hojas, que siguen el río, que siguen el viento.
La notación como procedimiento estético / como actitud vital, como trance.
La notación es tiempo. Antes que otra cosa, una relación especial con el tiempo, un tiempo múltiple:
-el de lo inminente (aquello que amenaza con presentarse / lo que llega sin llegar, bajo una forma fugaz);
-el tiempo de la sobrevivencia de la imagen, por el que la nota se ensambla con otras unidades frágiles, precarias, a partir de huellas y marcas;
-el tiempo blanco de la hoja, vacío: la cesura entre cita y cita, el aire.
“Casi nada tiene sentido para la garrapata. La luna, el clima, los pájaros, los ruidos, hojas y sombras no tienen importancia. Pueden pertenecer al entorno biológico de otros organismos que viven a su alrededor, pero no tienen ningún sentido para ella. Lo que interesa a la garrapata es la percepción sensorial del calor y el sudor que emana del animal de sangre caliente en el que la garrapata se alimenta, pone sus huevos y muere”.
“En la gramática humana, las palabras se agrupan en sintagmas del mismo modo que las hojas se unen para formar ramas. Las oraciones no son cadenas, son árboles”.
En la hoja está la orilla del mar. En su orilla están las hojas.
La luz del sol, a las 7 de la tarde de un día domingo, atraviesa la ventana y proyecta en la pared la sombra de la enredadera.
Las impurezas e irregularidades del vidrio forman vetas y líneas sinuosas en las hojas de la planta que traslucen.
Lejos, surcando el cielo, alguien ve la orilla de una playa de donde el mar se retira, al final de la tarde.
La hoja nueva se extiende lentamente en primavera, con cuidado de sí misma.
Estira su brazo
como la hoja de la espada
contra un enemigo ausente.
Ahí donde
no había nada
(a
le
af
fa
ll
s)
una línea imaginaria.
El aire
alrededor de la hoja
que es el centro
del universo
verde nervadura
entre las palmas del viento.