Hacia el año 2009 o 2010, comencé a anotar el presente, sin mayor propósito, sin ninguna rigurosidad o frecuencia preestablecida. He decidido, ahora, exponer esos apuntes que brotan cuando se “deja de escribir”, la escritura que media la distancia entre un libro y otro, bajo la condición de continuar con esta práctica y publicar esas notas durante un tiempo indefinido.
Esta vez le llevo otros dos libros. Rápidamente los deja a un lado para seguir viendo televisión o jugando. Luego de un rato va a su pieza, se echa sobre la cama y comienza a leer.