Hacia el año 2009 o 2010, comencé a anotar el presente, sin mayor propósito, sin ninguna rigurosidad o frecuencia preestablecida. He decidido, ahora, exponer esos apuntes que brotan cuando se “deja de escribir”, la escritura que media la distancia entre un libro y otro, bajo la condición de continuar con esta práctica y publicar esas notas durante un tiempo indefinido.
día 28. El refrigerador revienta el sonido del alba. De pronto todo cae en su sitio. El ciclo del día finge su continuidad: caótica danza que los solitarios imitan en pasos regulares, esquemas, figuras abstractas, luminosos signos discretos.