Hacia el año 2009 o 2010, comencé a anotar el presente, sin mayor propósito, sin ninguna rigurosidad o frecuencia preestablecida. He decidido, ahora, exponer esos apuntes que brotan cuando se “deja de escribir”, la escritura que media la distancia entre un libro y otro, bajo la condición de continuar con esta práctica y publicar esas notas durante un tiempo indefinido.
Aquel árbol, de flor roja de apariencia carnosa, florece en septiembre, mantiene sus flores durante todo octubre. Es 14 de noviembre y sus flores se pudren en el suelo. La hoja nueva, verde, resplandece junto al sol de la mañana.