Hacia el año 2009 o 2010, comencé a anotar el presente, sin mayor propósito, sin ninguna rigurosidad o frecuencia preestablecida. He decidido, ahora, exponer esos apuntes que brotan cuando se “deja de escribir”, la escritura que media la distancia entre un libro y otro, bajo la condición de continuar con esta práctica y publicar esas notas durante un tiempo indefinido.
El espiritismo era defendido como una ciencia pues si el conocimiento de la naturaleza podía alcanzar la composición del átomo, una realidad invisible (espiritual o fantasmagórica) era perfectamente lógica.