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“Por el tragaluz, la madrugada hace temblar sus dedos claros. Los primeros átomos de luz se escurren hacia el cuarto. Por sobre la ciudad aún dormida y bajo las últimas y ateridas estrellas, los gallos burgueses y proletarios, como hermanos, zurcen la distancia con las agujas sonoras de su canto”. Nicomedes Guzmán. Los hombres oscuros.