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Soñé que caminábamos por la playa. En el sueño, ni el tiempo o el espacio se alteraron, ni dejamos de ser quienes éramos entonces, ninguna sensación de extrañeza nos advertía que soñábamos.
Solo caminábamos por la playa, escuchando sobre el sonido del oleaje la armonía de las piedras que chocaban, una en otra, al recogerse la marea.