Hacia el año 2009 o 2010, comencé a anotar el presente, sin mayor propósito, sin ninguna rigurosidad o frecuencia preestablecida. He decidido, ahora, exponer esos apuntes que brotan cuando se “deja de escribir”, la escritura que media la distancia entre un libro y otro, bajo la condición de continuar con esta práctica y publicar esas notas durante un tiempo indefinido.
El verano se obstina en mis sueños, pero estamos ya en el mes de junio. Al despertar, esa pesada sensación de desfase que el sueño profundo imprime sobre el cuerpo. Todo se acomoda después, todo reanuda.