Hacia el año 2009 o 2010, comencé a anotar el presente, sin mayor propósito, sin ninguna rigurosidad o frecuencia preestablecida. He decidido, ahora, exponer esos apuntes que brotan cuando se “deja de escribir”, la escritura que media la distancia entre un libro y otro, bajo la condición de continuar con esta práctica y publicar esas notas durante un tiempo indefinido.
Caminar se hace difícil por lo placentero que es enfrentarse al mundo, los pies se hinchan, las rodillas tiemblan, energía nueva sube hasta los brazos, una brisa recorre la espalda. Todo llega desde abajo, de lo subterráneo.