41

Ayer, por la tarde, espío a la mamá y al sobrino por la ventana, desde el patio. Ella intenta leerle un cuento. Sé que él ama esa situación: el calor, la cercanía, la voz que se va cansando y volviéndose más baja y suave, acurrucarse allí. Leer no es importante. Leer, para él, sucede en el oído y, sobre todo, sucede en su cuerpo; se hace consciente de sus dimensiones, de su lugar en la cama al lado de la abuela.