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(“La madre, ¿no es acaso la única que no califica al niño, ni lo pone en una balanza?”).

Siento que cuestionan mi alegría –que no es la suya- de vivir la vida. Me dicen que soy amargo. Antes, de niño, cuando no supe el significado de la palabra, la mamá me llamaba "apático". Gracias a ella supe de esa palabra antes que otros niños; sin embargo no la entiendo, me causa pena que me diga eso.