Hacia el año 2009 o 2010, comencé a anotar el presente, sin mayor propósito, sin ninguna rigurosidad o frecuencia preestablecida. He decidido, ahora, exponer esos apuntes que brotan cuando se “deja de escribir”, la escritura que media la distancia entre un libro y otro, bajo la condición de continuar con esta práctica y publicar esas notas durante un tiempo indefinido.
No quiero escribir esa novela. Es una respuesta demasiado estereotipada al espíritu de los tiempos, existe la idea de la catástrofe y todas las vinculaciones obvias con la historia de Chile. Es una tontería. Por otra parte, de qué sirve una novela.