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Llevo el brazo a la altura del pecho, presiono la palma contra el pecho, el cuerpo se yergue y aparece el horizonte.
Por un instante, la mano coincide con la mano, el brazo coincide con la imagen de mi brazo, la palma con el pecho, como si alcanzara por fin el movimiento de mi cuerpo, como si me pusiera al día conmigo mismo.